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Carta del Niño Dios

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Mamá, mamá. Mis amigos de la escuela dicen que el Niño Dios son los padres ¿Es verdaaaad?
 
La mamá sonríe, le da un beso y le dice:
Mira hija. Tengo que enseñarte algo que guardo en este cajón desde el día que naciste.
Su madre saca del cajón un sobre blanco. Lo abre y le dice:

Esta carta la recibimos en casa el día en que naciste. Es una carta escrita por el Niño Dios y que nos pide que le hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
 

¡Sí mamá, por faaaavor!

Apreciado papá y apreciada mamá.

Se que acaba de nacer su hija. Es un niña preciosa que los va a hacer muy felices a los dos.

Ya saben que cada 25 de Diciembre voy en silencio a casa de todos los niños y les dejamos unos regalitos para celebrar el nacimiento del niño Jesús y para decirles lo orgullosos que estamos de ellos.

 

Pero a partir de ahora no puedo hacerlo, cada vez hay más y más niños en este mundo.

 

¡No puedo ir a casa de todos!!!.

Por lo que necesito pedirles tres favores muy importantes:

 

1er favor: 

Que me ayuden a poner los regalos a los niños. Cada padre y madre harán mi trabajo el día de navidad: leerán las cartas de sus hijos y, con la misma ilusión que la mia, les pondrán los regalos como si fuera yo.

Así todos los niños del mundo tendrán sus regalos y yo podré ver, desde lo lejos, sus caritas de alegría.

 

 

2do favor: Como esto es un gran secreto, no se lo pueden decir a sus hijos hasta que cumplan los 8 años. Cuando tenga esta edad, ya será mayor y sabrá guardar este secreto.

Los niños pequeños no deben saber que ya no puedo poner los regalos y que son los padres los que nos ayudan porque sino… ¿qué pensarán de mi? ¿Dónde estará la magia? El secreto se ha de decir solo a los niños responsables, a los que ya pueden entender que les queremos mucho y que por eso pedimos ayuda a sus padres, las personas que más los quieren a ellos.

 

3er favor: Algunos padres que nos ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar regalos a sus hijos. Y también hay niños que no tienen la suerte de tener dos papás. Por eso, necesitamos que sus hijos se conviertan “un poquito” y compartan algunos regalos con los niños que no tienen tanta suerte como ellos.

 

Nada más. ¿No es demasiado, verdad? Cuando tu hija te pregunte por primera vez quiénes es el niño Dios léele esta carta. 

 

Entenderá por qué nosotros hemos confiado en los papás para hacer este trabajo: porque son las personas que más los quieren en el mundo.

 

 

Créditos: Autor

 

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